viernes, 4 de marzo de 2011

Confesiones

Yo, de chico, lo que quería ser es ingeniero. Y después, como por extensión, informático.

Aunque me quedé a mitad de camino de una carrera por la que académicamente pasé con mucha pena y alguna gloria, conseguí ejercer y es a lo que me dedico cuando me pagan.

Y cuando no, tambien: es el sino común al informático y al médico.

Intento no arrepentirme de las decisiones tomadas en buena fe y no lamentarme -demasiado- por los caminos no tomados.

Me dediqué una temporada a hacer un programa de radio, eso si, y me hubiera gustado saber hacerlo mejor.
Era en su mayor parte una especie de anti-Marca relativo a cierto diario de mi ciudad, que mejor ni nombrar.

La audiencia del mismo, en una radio FM alegal con un alcance de, como mucho, cinco kilómetros, se podría probablemente contar con los dedos de una oreja.

Vamos, como mi blog.

Nunca fui un ejemplo de ecuanimidad, aunque intenté guardar las formas. Buena parte de lo que presenté estaba improvisado en el momento, sin mucha preparación, aunque tuve mis momentos de gracia, si es que no está muy mal que lo diga yo.

Mirado desapasionadamente, fue un no muy mitigable desastre.

Vamos, como mi blog.

No me arrepiento de no haberme dedicado al periodismo: reconozco que no tengo demasiado talento y no sé si le podría haber echado el sudor y esfuerzo que se necesita para ser no ya un grande, sino un regular.

Por el momento, intento aprender a hacerlo mejor, tan sólo porque me gustan las cosas bien hechas.

Y por eso, como simple amateur, me duele sólo el intentar imaginar cómo se debe sentir alguien que haya dedicado su vida al oficio periodístico.

Alguien que vea los videoblogs de Eduardo Inda. Los artículos de opinión de ciertos colaboradores de Marca. Y que vea como se vanaglorian y pavonean de su bien pagada ruina moral y su mejor pagada hipocresía.

Mientras hay periodistas de verdad en la cola del paro.

O, lo que es peor, tragando sapos y culebras en la misma redacción de Marca, viendo como el director, impuesto desde arriba, vende al mejor postor la reputación de un diario cacareando cifras de ventas que cada vez son más favorables a la competición.

Estoy, por el momento, mejor como informático.

Es dinero honrado.

1 comentario:

  1. Hay juntaletras en O Panfleito que no te llegan al espesor de la suela de tus zapatos.
    Ante todo, hace falta honestidad y sinceridad, lo que tù tienes de sobra, mientras los esbirros de Inda no son mas que un atajo de zopencos sobrevalorados. Se las dan de "graciosillos castizos" y ni tienen gracia, ni tienen casta. No pasa un dia sin que sintamos un inmenso deseo de liarnos a ostias con alguno de ellos. O con casi todos.
    No hay por donde cogerlos. No estàn ahì por el talento o la profesionalidad. Estàn por que son los soplagaitas de la cabra loca.

    Un fuerte abrazo y sigue haciéndonos disfrutar con tus cosas del jurgol y en las pàginas de Anti Marca.

    Rigo, alisa "Speedy"

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