A propósito de la respuesta de Di Stefano sobre si ve el juego del Madrid, debo advertir: hay que resistir la tentación de decir que con el juego del Real Madrid se duerme hasta don Alfredo.
Y no sólo porque, aunque cierta, dicha afirmación no sea venenosa, sino porque no contiene toda la verdad.
En el Madrid hay muchos sueños. Sueños y otras cosas.
Con Lass y Khedira como parte del tan traido y llevado trivote en el que Xabi Alonso hace lo que buenamente puede, que no es poco, lo que aportan al juego del Real Madrid no son sueños sino pesadillas.
Pesadillas que pueden ser un síntoma de apnea del sueño. Sergio Ramos podría padecerla: su juego es irregular, cansino y sus declaraciones recientes indican que le llega poco oxígeno a ciertas areas del cerebro. Necesita ya una siestecilla en el banquillo para poderse recuperar, y no -como viene siendo por desgracia habitual- por haber sido castigado al de Camas sin cenar por haberse portado mal.
Espacio en el banquillo para Ramos hay, máxime ahora que Dudek ya ni está ni se le espera.
Por decepcionante que me parezca, tengo que reconocer que tampoco sería mal final para un portero de su categoría. Caer lesionado durante un partido de Champions en el que fue crucial para la victoria es muy digno epílogo.
Que no epitafio. Todavía es posible que oigamos el nombre de Dudek vinculado al deporte en el futuro.
Hoy, por todo, puede dormir el sueño de los justos.
Como también, fuera del banquillo, lo debe de dormir Özil, quien tras un periodo de adaptación necesariamente irregular, está subsanando buena parte de los errores del medio campo, y haciéndolo con creces.
Si Özil fuera agraciado, Cristiano Ronaldo quedaría sin duda desbancado de su puesto de ídolo del sector más irreflexivo y malinformado de la afición madridista.
Porque hoy por hoy, Cristiano se ha dormido en los laureles. De seguir a este ritmo, no es que haga falta que le añadan el gol de rebote en Pepe en los tanteos de Marca, es que hará falta que le añadan los goles del Castilla entero.
Donde marcan jugadores a los que, probablemente, a final de temporada se les dará el pasaporte, con el anzuelo del derecho de tanteo para poderlos recobrar de lejanas tierras en un futuro si crecen.
Hablando de pasaportes, Marcelo tiene hoy pasaporte español, que le correspondía en justicia desde hace dos años. El que deje de ocupar plaza de extranjero es buena noticia para él. Me atrevería a decir incluso que, si yo fuera Del Bosque y hubiera bajas, le tentaría para jugar con la Roja. En Brasil no se le aprecia lo suficiente. Y en el Madrid creo que a veces tampoco.
Me pone una sonrisa en la cara imaginarlo vestido de rojo y diciendo “Es como un sueño”
Frase que hemos visto atribuida con asiduidad a muchos miembros de ese no tan selecto club compuesto por seis docenas de jugadores -según la última edición de la Lista de Silver- a quienes Marca insiste en colocar en las filas el Real Madrid. Lo quieran ellos o no, les necesiten realmente o no. Es parte del humo opiáceo de la adulación que despliegan alrededor de los chicos de Mourinho la prensa deportiva de la capital.
No es una adulación inmerecida, pero quizás, por su influencia, narcótica, Mourinho sueña con los ojos abiertos y en voz alta. Se ve levantando todo. Quien sabe si también levantando de su silla a Florentino para sentarse él.
¿Sueña en vano? No me parece probable. Mourinho y los suyos son capaces: como es ley de vida, el tiempo lo dirá.
Mourinho, aun así y como se dice en catalán, quizá esté somiant truites: “soñando tortillas”, quimeras, imposibles.
Pero el imposible tambien es necesario para vivir. Y por supuesto, para el éxito.
Porque la vida es sueño, y los sueños, sueños son.
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