No, no es por lo del muñecote.
Os escribo porque deduzco que tendréis mano con la UEFA y el Real Madrid os debe un favor.
El descuento en la multa que le han dado al Real Madrid sólo ha podido ser un regalo anticipado de Sus Majestades.
Os pido en principio una cosa. No es sólo para mi, sino para muchos.
Haced que quien sea que tenga el walkietalkie -o el móvil, o el Skype, que ya somos modernos- en el banquillo contra el Auxerre deje a Casillas descansar. Aunque le pueda dar un pasmo por el cambio de ritmo.
Hay que propiciar la salida al campo de ese hombre, ese gigante. Porque es un encuentro señalado y tiene que estar en el campo.
Hay que conseguir esa batalla épica entre hermanos. Esa batalla que es casi como salida de una profecía.
Es algo más grande que la vida misma.
En un lado, Dudek. En el otro, su gemelo malvado de otros padres, Dudka.
Con su enfrentamiento casi fratricida comenzará una nueva era de grandeza.
No me cabe la menor Dudka.
Una vez sea humillado por Dudek, se acabará este ciclo.
Se acabará este Real Madrid.
Se acabará el Real Moudrid.
Se acabará lo de Cristiano Ronaldo y diez más.
No valdrán ni Kaká, ni Benzemá, ni Diarrá ni ná de ná.
Haced que comienze la nueva era, la del Real Dudek.
Es lo que necesita el Madrid.
Y después de eso, que mejor manera de sellar el Definitivo Advenimiento del Eterno Suplente que aplastar -metafóricamente, no soy Inda- bajo su bota -bueno, el guante- a Raúl.
Sé que puede parecer un precio difícil de asumir. Pero Raúl no iba a agachar la cabeza ante una derrota así, y más ante un digno rival.
Y ahora, en cambio, imaginaos al barbachivo echando espumarajos por la boca. Con un poco de suerte de la impresión se retira. Aunque no caerá esa breva. Mala hierba nunca muere.
No me digais que no ibais a alegrar a muchos madridistas de pro. Y a más de un culé. Y más de un periquito. Y más de un herculano. Y... bueno, ya veis por donde voy.
Además, no os cuesta dinero.
Y esos suelen ser los mejores regalos de Reyes.
Atentamente,
Hunter S. Thompson
P.D.: Sigo queriendo el muñecote de Dudek. No os despistéis.
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